Brasil.- Una joven de 19 años fue arrestada tras confesar que ordenó el asesinato de su propio padre con el objetivo de adelantar la herencia que le correspondería, valorada en aproximadamente R$ 2 millones. El crimen ocurrió la noche del 20 de junio en Cabo de Santo Agostinho, en la región metropolitana de Recife.
La víctima, Ayres Botrel, de 60 años, era camionero y fue asesinado a tiros mientras dormía en su vivienda, ubicada en la playa Enseada dos Corais. Inicialmente, la joven, identificada como Amanda, declaró que sujetos armados habían irrumpido en la residencia y ejecutado a su padre. Sin embargo, las imágenes captadas por cámaras de seguridad revelaron que solo el vehículo de Amanda entró y salió del lugar durante la noche del crimen, sin rastro de otras personas.
Ante la evidencia, la joven terminó confesando que había planificado el asesinato, facilitando el acceso a los autores materiales del hecho. De acuerdo con el agente de policía Myrthor Freitas, Amanda trasladó a los atacantes hasta la residencia y coordinó su entrada.
Las autoridades sospechan que el crimen fue motivado por intereses económicos. Ayres Botrel era propietario de un camión, varios inmuebles y otros activos valorados en alrededor de R$ 2 millones. A pesar de que Amanda ya tenía un dúplex registrado a su nombre, la investigación indica que deseaba acelerar el proceso de herencia.
Tras su detención, fue presentada ante una audiencia de custodia y posteriormente trasladada a la Colonia Penal Femenina de Iputinga, en la zona oeste de Recife. Se le imputa el delito de homicidio agravado.
Según declaraciones de la madre de Amanda, la joven «tenía todo lo bueno y lo mejor», vivía con sus padres, estudiaba en la universidad y no tenía carencias materiales. Aun así, las investigaciones apuntan a que actuó de forma premeditada para quedarse con los bienes familiares.
Otro elemento que generó sospechas fue la demora con la que Amanda pidió ayuda tras el asesinato. La joven llamó a su madre aproximadamente 15 a 20 minutos después de los disparos, una llamada que fue registrada en el restaurante donde trabaja la mujer. Los investigadores cruzaron los tiempos con las grabaciones de las cámaras de vigilancia.
El detective Rodrigo Belo, de la 14ª Comisaría de Homicidios, afirmó que Amanda se mostró fría durante el interrogatorio y no mostró reacción al momento de su arresto, ni siquiera al ver llorar a su madre. Aunque en público aparentaba afecto hacia su padre, la policía sostiene que el crimen fue fríamente calculado.
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